Vuela tan alto que no pueda olerte.
Tan alto que no consiga recordar el aroma de tu piel húmeda, y de tu pelo cada vez que lo dejas al aire.
Me he cruzado con muchas personas, pero en raras ocasiones he creído olerte. Nunca antes el corazón me había latido tan rápido y fuerte.
Qué caprichosa es la fragancia que crees haber olvidado, que aparece como arte de magia y como bomba de humo se desvanece.
Vuela tan alto que no pueda olerte.