una principiante mas

Una principiante más

Quédate.
Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablé contigo, que me senté a escucharte detenidamente, dejándome sorprender con cada una de tus historias. Esas historias que tanto te gusta exagerar, pero no para hacerlas irreales, sino porque así las vives tú, a lo grande. Por lo que he estado viendo, has recorrido mundo y conocido a nuevas personas, y mentiría si te dijera que no me alegro por ti, porque sé que de esa manera eres feliz, que siempre lo has sido y que ahora te toca vivir nuevas experiencias.

Pero los días pasan y los momentos se van sumando, por eso, tengo pánico a que llegue el día en el que hayas vivido tantas cosas que cuando quieras contármelo todo me digas que no sabes por donde empezar. Que se te olviden los detalles a los que solo tú has sabido dar valor, que no puedas describirme los lugares que capturas en la retina, que te veas incapaz de cerrar los ojos y recordar ese olor que tanto te gustaba. Por eso, te pido que, aunque no tengas tiempo para quedar conmigo a solas, al menos me escribas, que rellenes hojas y hojas con todos esos instantes, con sus puntos y comas. Que lo anotes todo en el centro del papel y que no me mantengas al margen, que me hables del presente sin emplear el pretérito, que uses metáforas e hipérboles, que me acerques con tus palabras esos detalles, paisajes, ciudades y perfumes que tanto bien te han hecho y que tanto te han enseñado.

No lo voy a negar.
Llevo mucho tiempo pensando en nosotros y en más de una ocasión he intentado escribirte. En fin, supongo que soy un poco cobarde en ese aspecto, aunque prefiero decir que estoy trabajando en ser cada día un poco más valiente. Más valiente contigo o más sincera conmigo misma, como lo quieras interpretar. No lo voy a negar, te he echado de menos, yo y muchas otras personas que me han preguntado por ti. Me alegra que lo hagan, significa que les importas, que necesitan que les hables, que les cuentes tus historias, que les hagas viajar con tan solo leerte, que les hagas soñar justo antes de ir a dormir, o antes de la siesta, o en cualquier hora dentro de esas 24 que todos tenemos a nuestra disposición para invertirlas en lo que queramos. A eso lo llamo yo ser afortunado. Y esa es una de las cosas buenas que tienes, que estás en cualquier momento del día para quien necesite tomar un respiro.

A mi yo del futuro.
Ahora que he empezado a escribirte esto quiero animarte, animarte como tantos otros lo han hecho en este tiempo que has estado ausente. Que vuelvas con más fuerza que nunca sin miedo a rellenar hojas en blanco, que construyas imágenes y olores con tus palabras, que la creatividad camine contigo y a tu lado, siempre atenta y preparada para actuar. No te agobies por el paso del tiempo, o por no aprovecharlo como tenías planificado. A veces, es mejor dejar que las estructuras se derrumben para contemplar un arte abstracto.

Mi querida yo, es hora de seguir avanzando.