Tenemos que vernos al límite para romper nuestras barreras, para que el miedo a la soledad y a la inseguridad en nosotros mismos no se conviertan en muros infranqueables.
Y son situaciones tan jodidas y extremas que, en muchas ocasiones, actuamos por impulso para no pensar las cosas dos veces y tomar nuestra propia decisión, nos equivoquemos o no.