Eiffel

Y cuando pensaba que el día ya había acabado, de repente te veo ahí, más firme que nunca, cargándote de vida cuando el sol comenzaba a alejarse.

Y entre tus faldas se encontraban los gritos apasionados de los transeúntes que ansiaban una noche joven.

Pero solo tú fuiste capaz de devolverles las horas de luz que tanto necesitaban para enamorarse de la oscuridad que, como cada día, les envuelve a las 22h. en punto.